Una oficina debe mantener en perfecto estado todos los elementos que conforman la estancia, ya que es parte fundamental de la imagen que se ofrece tanto a los propios empleados, como a los clientes que visitan las instalaciones.
Una oficina limpia y bien cuidada siempre generará mejor impresión en las personas. Por un lado, los trabajadores mirarán más cuidadosamente por cada uno de los espacios y los clientes tendrán un primer impacto positivo de los valores de la empresa.
En esta línea, las ventanas y otras superficies acristaladas suelen ser las grandes olvidadas de las limpiezas rutinarias. Y, lo cierto es que son piezas fundamentales a la hora de mantener la mejor imagen en la limpieza de oficinas y despachos, ya que el polvo y los agentes atmosféricos hacen que se deposite una película que disminuye la visibilidad a través de las ventanas, reduciendo la entrada de luz natural, a lo que hay que sumar posibles huellas de dedos, que si no se eliminan constantemente producen sensación de abandono.
Por lo general, se suele prestar más atención a los perfiles de las ventanas, pero cuando los limpiamos también deberíamos dar un repaso a los cristales utilizando limpia cristales, agua y accesorios adecuados como bayetas especiales, esponjas, raquetas y cuchillas o rasquetas.
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